martes, 9 de diciembre de 2008

Tras numerosas diligencias diplomáticas, el 17 de febrero de 1966 (gobierno de Raúl Leoni) se firmó entre los gobiernos de Venezuela y el Reino de Gran Bretaña e Irlanda del Norte el llamado Acuerdo de Ginebra, por el cual se creó un comisión mixta para buscar soluciones prácticas a la controversia entre ambos países, luego de declarar Venezuela que el laudo de 1899 era "nulo e irrito".
Por el artículo IV de dicho acuerdo se estableció un plazo de cuatro años para que la comisión mixta llegara a una solución satisfactoria. En mayo de 1966 la Guayana británica se independizó, de modo que Venezuela pasó a negociar con el nuevo Estado de Guyana.
Transcurrido el plazo acordado, el 18 de junio de 1970 (gobierno de Rafael Caldera) se firmó en Trinidad el Protocolo de Puerto España, que tendría una vigencia de doce años. Este periodo se venció en 1982 (gobierno de Jaime Lusinchi).

SITUACIÓN LIMÍTROFE ACTUAL:
Ya de por sí, las probabilidades de recuperar el Esequibo eran mínimas; pero ahora hay menos posibilidades aún. Además de que
La República de Guayana estaba conformada en su mayoría por el Territorio en Reclamación (en el cual habitan ciudadanos con una cultura distinta a la venezolana) nuestro actual presidente cometió una locura.
El presidente Chávez dijo que la visita suya a Georgetown supuso un cambio, una nueva era, en las relaciones entre Venezuela y Guyana. Evidentemente, todas nuestras relaciones con Guyana pasaban por nuestra reclamación sobre el Esequibo y hasta ahora estaban orientadas a conseguir si no la devolución total del territorio usurpado, al menos una reparación, algún tipo de acuerdo territorial que de alguna manera restituyera algo de lo que se nos despojó.
Hay que tener esto muy claro: todas nuestras relaciones con Guyana estaban basadas en eso. Y en esa dirección se habían hecho esfuerzos muy grandes y muy meritorios por parte de la mal llamada democracia punto-fijista, que tuvo el mayor éxito diplomático de la historia de Venezuela: el Acuerdo de Ginebra de 1966, que logró el reconocimiento, por parte de Gran Bretaña, de que existía una polémica territorial con Venezuela, como consecuencia del desconocimiento que nuestro país hizo del laudo de París (1899) por considerarlo "nulo e irrito".
Tras muchos años de negociaciones intensas, que le exigieron a Venezuela grandes esfuerzos diplomáticos y políticos (lo cual implicó el consenso de todas las fuerzas democráticas en respaldo del gobierno para garantizarle el éxito al país) se logró que Gran Bretaña reconociera la existencia de esa controversia y que había que buscar una solución práctica aceptable por las dos partes. En contraste con esto, Chávez se olvidó del consenso de todos los sectores del país en torno a la conveniencia de éste, y decidió él por su cuenta lo que haría, sin someterlo a consulta pública y ni siquiera a la de sus partidarios.
Hasta sus ministros quedaron sorprendidos cuando lo oyeron decir que de ahora en adelante las relaciones entre Venezuela y Guyana se desarrollarían al margen de la cuestión del Esequibo. Y más informados entre ellos habrán quedado perplejos al escucharlo decir que el tema de la reclamación venezolana sobre el Esequibo será tratado en el ámbito de las Naciones Unidas y con representantes de otros gobiernos: un disparate de una magnitud incalculable.
CONSECUENCIAS:
La principal consecuencia fue el origen de unos
problemas diplomáticos entre Venezuela y Gran Bretaña, así como también una gran pérdida de territorio.
Esta decisión fue un abuso porque Venezuela no estuvo representada directamente, ya que los dos representantes de Venezuela fueron nombrados por los Estados Unidos, quedando el Estado venezolano sin representación, aún siendo parte interesada, trayendo como consecuencia estas injusticias acontecidas.
Por otro lado, Venezuela quedó imposibilitada de obtener los beneficios económicos derivados de la explotación de las grandes riquezas que existen en esa gran extensión de terreno.
Problemas Limítrofes entre Venezuela Y Colombia
Venezuela y Colombia inician el proceso de establecer los límites
en 1833, donde se concertó un
proyecto entre los delegados:
Santos Michelena (Venezuela) y Lino de Pombo (Colombia). El proyecto
fue aprobado por el gobierno de Colombia y rechazado por el de
Venezuela.
En 1881 ambos países convinieron en concretar el asunto con la Corona de España. Diez años más tarde la reina María Cristina dictó un laudo arbitral que establecía unos límites que las comisiones de ambos países debían de marcar sobre el terreno.
El trabajo que se debía hacer era prácticamente imposible ya que algunos de los lugares que marcaba el arbitraje no se encontraban en ninguno de los dos territorios. Tanto Venezuela como Colombia busco la solución de llamar al Presidente del Consejo Suizo.

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